No puede ser que me haga cerrar los ojos y tensar los músculos una canción que nunca amaré. No puede ser que me sienta eufórico con un mensaje vacío, bajo el encanto de una voz modificada.
Pero me dice: “baila, simplemente baila” y me hace querer bailar con los días y los meses para volver a escucharla con quienes me hicieron disfrutar de otro ritmo de vida.